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Archive for the ‘comercio electrónico’ Category

Google ya me debe un café

23 agosto, 2010 Deja un comentario

Hace unos tres meses que comencé a escribir en este blog, y, como habréis observado quienes os dejéis caer por aquí de vez en cuándo, acabo de poner publicidad (bueno, más bien diría que he dejado que Google ponga publicidad).

He de reconocer que me lo pensé bastante antes de decidirme, y aún ahora no tengo claro que la vaya a mantener… Lo cierto es que no me apetecía (ni me apetece) nada «guarrear» la página con anuncios que no puedo controlar; no me parece coherente que si escribo un artículo criticando, por ejemplo, a la banca, vaya Google y me calce un anuncio de un banco o de un prestamista, por más adecuado al contenido que les pueda parecer… pero, claro, la simplicidad de gestión que ofrece Google tiene estos inconvenientes que debes aceptar si decides entrar a su modelo; la alternativa es buscarte tus propios anunciantes, con el esfuerzo que eso requiere.

Por otro lado, tampoco creo que, con el volumen de visitas que tiene el blog (y subiendo), el tema me dé como para que me merezca la pena, económicamente hablando. Al ser Google quien decide cuánto me paga por click, tampoco tengo capacidad de decidir si un anuncio me resulta rentable o no…

Pero, después de leerme algún que otro tutorial de AdSense que os recomiendo, con indicaciones claras de cómo manejarlo, qué hacer y, sobre todo, qué no hacer, me he decidido a probar. No me ha supuesto prácticamente ningún esfuerzo, no me ha impactado apenas en la estructura o la imagen del blog (no he habilitado la publicidad con imágenes) y hasta ahora (algunas semanas después) me ha generado ingresos como para pagar uno de los múltiples cafés sobre los que he ido construyendo este blog.

No sé si dentro de unos meses mantendré la publicidad o no. Obviamente, éste sigue siendo un blog «sin ánimo de lucro». Ni vivo, ni creo que viviré nunca de los ingresos que me genera; su objetivo es más bien servir de válvula de escape a cierto «gusanillo» inquieto que se mueve por mi cabeza y que de vez en cuando me hace ponerme mínimamente creativo.

Pero si, de tanto en tanto, me paga un café, me lo tomaré a la salud de todos aquellos que habéis visitado mi blog, hayáis clicado en la «publi» o no…

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Escritores dando conciertos

27 julio, 2010 Deja un comentario

Hace unos días escuché en la radio una interesante tertulia sobre el futuro del libro, en la que participaban profesionales ligados al sector, como escritores, editores o representantes. Bueno, digo interesante por conocer los puntos de vista de personas que deberían estar supuestamente apasionadas en un cambio que podrían aprovechar para reconfigurar y redefinir su negocio… y no tan interesante en lo relativo al contenido y los argumentos utilizados en la tertulia, ya que todos se limitaron a acudir a los lugares comunes, sin aportar excesivas ideas nuevas al debate.

Una de las ideas que surgió en la tertulia, como no podía ser de otra manera, era el paralelismo entre la situación de los libros y la de la música (que ya he tratado en este blog en un par de artículos anteriores). Que si la piratería, que si el DRM, que si qué mala es la gente que coge las cosas sin pagar… ideas fracasadas para justificar el status quo de una serie de profesionales que no son capaces de plantear las transformaciones a su agotado modelo de negocio que les estamos exigiendo los usuarios.

También surgió, cómo no, la cuéstión económica, en sus dos principales vertientes: los cambios necesarios en los porcentajes de reparto de beneficios (donde, claramente, el porcentaje del escritor debe crecer sustancialmente), y la reducción drástica de los precios de los libros que debe darse como consecuencia de la reducción de costes que traerá el libro digital (y es que, por más que se empeñen algunos, los usuarios seguimos sin creernos que un libro digital pueda costar entre 15€ y 20€). En este tema, al igual que ocurrió con la música, el mercado se autoregulará: si los autores no están satisfechos con sus porcentajes, buscarán otras vías de comercialización, y, si los usuarios continuamos considerándonos estafados, seguiremos sin pagar. Eldorado no existe.

Pero, sin duda, la idea más interesante de todo el debate fue, continuando con el símil musical, que los escritores no pueden dar conciertos para compensar la pérdida de ingresos. Es cierto que en la industria musical se están imponiendo los llamados “contratos 360º”, por los que una discográfica pasa a controlar otras facetas de los músicos bajo su control, como los conciertos, colaboraciones, músicas para TV o cine, grabaciones en directo, etc. Y parece evidente que está funcionando, ya que, si bien un disco es algo “pirateable” que, por tanto, ha perdido valor de negocio, la experiencia de un concierto ha visto como su valor crece, al tratarse de algo “único e irrepetible” (es cierto que puedes piratear el DVD de un concierto con una excelente calidad de imagen y sonido, pero la experiencia no es la misma, ni de lejos); esto hace que el público esté respondiendo, lo que provoca un incremento del número de conciertos y del precio de las entradas a los mismos, con el consiguiente sostenimiento de los ingresos para el artista. Posiblemente Bruce Springsteen (por ejemplo) estuviera más cómodo en su casa que pasando varios meses al año rodando por escenarios de medio mundo, pero ha sabido adaptarse y reconducir su negocio para continuar manteniendo los ingresos; de la misma forma, artistas emergentes están más interesados en dar conciertos que en grabar un disco. Quejarse es fácil, buscar soluciones, no tanto.

Pues este mismo camino debería explorarse también por los escritores. A pesar de que incrementando sus porcentajes mejoren su situación, deben buscar estas experiencias “únicas e irrepetibles” equivalentes a los conciertos de música, con los que comenzar a pensar en compensar las caídas de ingresos que sufrirán en los próximos años. Conferencias, artículos, colaboraciones… son vías que deberán potenciar para poder, no incrementar, sino sostener sus ingresos.

Y en el mundo literario aparece una vía adicional que no es muy factible en la música: la publicidad. Tengo la impresión de que es éste un factor inexplorado que, utilizado sabiamente, puede darles un empujón; obviamente, no estoy pensando en introducir anuncios en las páginas pares de los libros, como hacen las revistas, sino en algo más sutil: Mikael Blomkvist no tenía un portátil, sino un MacBook. Obviamente es muy complicado realizar esto en ciertas publicaciones como ensayos o poesía, pero para la novela me parece un artificio perfectamente válido (insisto, utilizado con inteligencia para evitar saturar al lector y que dé la impresión de estar leyendo un catálogo de El Corte Inglés). Como lector, no me molestaría especialmente que cierto personaje de una novela tomase sólo una determinada marca de ron, por ejemplo.

Es, en definitiva, apremiante que el sector del libro reaccione de una vez, y se dejen de argumentos autocomplacinentes para lamentarse por lo malos que somos los usuarios por aprovecharnos de ellos. Deben tener claro que si permiten que el negocio literario se hunda habrá sido culpa suya, no nuestra… y que quienes perderán serán ellos, no nosotros; por más que intenten solucionarlo todo a base de represión, como hacen algunos de nuestros más insignes (y vagos) músicos.  

Amigos escritores: a dar conciertos.

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